Métodos convencionales de control de poblaciones de cotorra argentina
En este apartado se presentaran los principales métodos de control de poblaciones de cotorra argentina actualmente utilizados. En esta lista no se tienen en cuenta aquellos métodos que implican el uso de biocidas, sustancias tóxicas o esterilizantes, ya que además de existir limitación normativa, su uso podría afectar a especies diferentes a la especie diana.
Control de la natalidad
El método consiste en la eutanasia del embrión dentro del huevo mediante punzonado o pulverizado de aceite minerales entre otros métodos. Estas actuaciones tienen que llevar a cabo en un corto periodo de tiempo, ya que el tiempo de incubación es de casi de 24 días (Aramburu, 1998). Esto hace inviable alcanzar un número crítico de huevos para que la población se vea afectada. Sumado a esto, el método tiene que repetirse sucesivamente año tras año hasta que los individuos adultos dejen de ser fértiles o mueran. Dado que la vida media en su hábitat natural es de 4,47 años (Rodríguez y Zaccagnini, 1998) y que no es posible abarcar al total de las puestas, este tipo de actuaciones deberían llevarse a cabo de manera ininterrumpida durante décadas para lograr una reducción considerable de la población.
CONTROL LETAL
Consiste en apostarse próximos a zonas de alimentación y nidos de las cotorras y realizar batidas de caza con el objeto de eliminar adultos y juveniles. Es un método eficaz, rápido y barato de control. Sin embargo, dado que los principales problemas causados por esta especie se centran en ámbitos urbanos, la imagen de un tirador abatiendo aves en parques y jardines es condenada por gran parte de la sociedad, grupos ecologistas y animalistas, lo que la convierte en una opción políticamente poco deseable o incluso excluyente. Su aplicación práctica actual resulta muy limitada
Este método consiste en capturar las aves mediante jaulas trampa o redes aprovechando que las aves se encuentran en un momento de tranquilidad o confianza en el entorno. Este tipo de método suele tener un éxito muy limitado en el tiempo, ya que la naturaleza gregaria de las cotorras hace que las que no fueron capturadas y sobrevivan, aprendan de la experiencia, reconozcan los nuevos peligros (jaulas, redes, operarios, etc.) y lo transmitan a sus congéneres (Rodríguez y Zaccagnini, 1998). Haciendo que el porcentaje de captura caiga rápidamente inutilizando el sistema.
Está demostrado que la retirada de nidos no contribuye a el control de población, sino más bien a su dispersión (Avery et al. 2002). Está totalmente contraindicado, ya que de esta manera se contribuye a la dispersión geográfica de la especie que de modo natural posee como rasgo la dispersión reducida de sus poblaciones (Canavelli et al. 2012; Rodríguez y Zaccagnini, 1998). El movimiento diario se limita al territorio de alimentación, frecuentemente en un rango de 3–5 km cuando se está reproduciendo (distancias siempre menores a 10 km entre el nido y los sitios de alimentación), aunque puede extenderse hasta 24 km en la época no reproductiva (Spreyer y Bucher 1998). La especie tiene una tasa de dispersión baja, con una distancia entre el sitio de nacimiento y el de la primera nidificación no mayor de 2 km (Bucher et al. 1991, Martín y Bucher 1993).
Cuando las circunstancias lo requieren, la retirada de nidos ofrece una eficacia de captura que en los mejores casos se acerca al 50% de los individuos (Avery et al. 2002) y que en numerosas ocasiones es del 0%. Esto se debe principalmente a que las cotorras detectan al personal y la maquinaria encargada de la retirada antes de que sea posible su captura con redes.
Al poco tiempo de retirar los nidos, esa misma jornada o días posteriores, las aves generalmente comienzan a reconstruir el nido en la misma ubicación o se dispersan y construyen sus nidos en nuevos territorios ampliando su zona de distribución.
¿Por qué fallan los métodos tradicionales?
Nuestra reflexión:
Como sociedad, suele ser habitual no darnos cuenta de que existe un nuevo problema hasta que éste esta desbordado. El problema de las especies exóticas invasoras no es la excepción.
En el caso particular de la cotorra argentina, se comenzó a abordar aplicando soluciones provenientes del control de otras especies de aves con las que se tiene más experiencia, sin conocer las características que hacen a esta especie tan exitosa en términos de adaptación al medio. Haciendo que la especie se disperse a un ritmo muy superior al natural, conquistando nuevos territorios y eliminado la competencia entre de los individuos de la especie permitiendo un crecimiento aun mayor.
Además, los individuos que escapen a las acciones de control, aprenden el modus operandi alertando a sus congéneres. Esto limita enormemente la eficacia de los sistemas de control.
Es fácil decir que las cosas se podrían haber hecho mejor, más cuando uno no tuvo poder de decisión en la materia. Es muy fácil criticar, más difícil es hacer.
La Cotorra Argentina es una especie social, con un sistema de comunicación complejo, capaz de razonar, longeva, capaz de explotar en su beneficio nuestra existencia. En pocas palabras una especie extraordinaria.
El principal problema es que con estas características extraordinarias, esta especie está provocando un gran impacto negativo en nuestros ecosistemas. Llevando a muchas especies autóctonas a situaciones límites y poniendo en peligro la biodiversidad autóctona.
Resumiendo, el fallo de control de las poblaciones de este ave es el resultado de la suma de su inteligencia, gregarismo y la falta de herramientas de gestión adaptadas a la especie.
Desde la ciencia:
Impacto de las medidas de control en las poblaciones de cotorra argentina
El análisis de elasticidad de la tasa de crecimiento poblacional de la cotorra realizado por Rodríguez y Zaccagnini (1998) sugiere que el mayor impacto en el crecimiento poblacional se produce al modificar la supervivencia de los adultos reproductores. De esto se deduce que la única manera de realizar un control de la población es mediante la eliminación de los adultos reproductores y los individuos que están destinados a serlos.
Desde hace más de 20 años se sabe que para frenar el avance descontrolado de la especie no basta con reducir su natalidad. Es necesario abarcar el problema de una manera global y contundente.
ARAMBURÚ R. 1998. Manual de Capacitación sobre Manejo Integrado de Aves perjudiciales a la agricultura. Cap. 1 Las Cotorras (Myiopsitta monachus) en la provincia de Buenos Aires.
AVERY M. L.; GREINER E. C.; LINDSAY J. R.; NEWMAN J. R. ; PRUETT-JONES S. . 2002. «Monk Parakeet Management at Electric Utility Facilities in South Florida». USDA National Wildlife Research Center – Staff Publications. Paper 458.
BUCHER E.; MARTÍN L.; MARTELLA M.; NAVARRO J. 1991. Social behavior and population dynamics of the Monk Parakeet. Pp. 681–689 en: BELL BD (ed) Acta XX Congressus Internationalis Ornithologici. Volume 2. New Zealand Ornithological Congress Trust Board, Christchurch
CANAVELLI, S. B.; ARAMBURÚ, R.; ZACCAGNINI, M. E. 2012. Aspectos a considerar para disminuir los conflictos originados por los daños de la Cotorra (Myiopsitta monachus) en cultivos agrícolas. Hornero 027 (01) : 089-101.
MARTÍN L.; BUCHER E . 1993. Natal dispersal and first breeding age in monk parakeets. Auk 110:930–933.
RODRÍGUEZ, E. N.; ZACCAGNINI, M. E.1998. Manual de capacitación sobre manejo integrado de aves perjudiciales a la agricultura. DENAD International SA Montevideo,149pp.
SPREYER M.; BUCHER E. 1998. Monk parakeet (Myiopsitta monachus). Pp. 1–24 en: POOLE A Y GILL F (eds). The birds of North America. Academy of Natural Sciences y American Ornithologists’ Union, Philadelphia y Washington DC.