La expansión y establecimiento de especies exóticas se ha estimado por muchos autores como una de las principales causas de pérdida de biodiversidad y alteración del medio natural en nuestros días. Se ha llegado a considerar como la segunda causa de extinción de especies animales y vegetales.

Las aves exóticas invasoras pueden afectar al resto de especies autócnotas de la zona, ya sea por vía de competencia directa, hibridación, depredación o diversos mecanismos de interacción.

La problemática relativa a la presencia de especies exóticas y más concretamente de cotorra argentina (Myiopsitta monachus Boddaert 1783), ha sido estudiada por la organización SEO Birdlife (Molina et al. 2016). Este informe constata que la evolución de la población de cotorra argentina desde su instalación a mediados de la década de 1980 ha sido enorme, experimentando un crecimiento muy alto con una tasa de incremento del 31% y duplicándose la población cada 4,5 años en el periodo 2005-2015. Como ejemplo, este estudio estimó una población de 7.248-8.193 cotorras en la Comunidad de Madrid en 2015 (40% de la población española).

La estructura del nido resulta particularmente interesante dado que es una de las pocas especies en el mundo que construye grandes nidos comunales con pequeñas ramas (Rodríguez y Zaccagnini, 1998). Cada uno de ellos está compuesto por varias cámaras independientes que se comunican al exterior por una boca de entrada (Martella y Bucher, 1987).

Dado el panorama actual, el control de poblaciones de cotorra argentina, se antoja una tarea cuando menos compleja, con pocas herramientas de gestión, de eficacia limitada y restricciones legislativas, políticas y sociales.